Podríamos definir trastornos psicológicos, o mentales, como aquellas afecciones que provocan algún daño en nuestra conducta, es decir, en nuestros pensamientos, sentimientos, o emociones. Este tipo de enfermedad, a medida que va pasando el tiempo va siendo cada vez más y más común entre los seres humanos, y además, no son ajenas a ninguna persona, se pueden dar tanto en personas mayores como en menores. En esta ocasión, trataremos el tema desde la perspectiva de una persona en su edad infantil. A estas edades, resulta mucho más complicada de tratar, ya que por lo general, no se suele ser consciente de que se está padeciendo y por tanto, no se suele consultar al especialista.
Del mismo modo que comenté, en un artículo anterior, cuáles son las enfermedades comunes en la edad infantil y cuál es la manera de combatirla, en esta ocasión, vamos a centrarnos en las enfermedades mentales, tanto a sus síntomas, como a los tipos de trastornos que pueden darse en la edad infantil y, además, acabaremos hablando del tratamiento que debe de seguir una persona que sufre estas enfermedades mentales. En esta ocasión, vamos a dividirlo en dos artículos. El primero de ellos, hablaré de aquellos trastornos que son provocados por la conducta y por el desarrollo del pequeño; en el segundo, el cual encontraréis un enlace a final de este artículo, trataremos de aquellos provocados por la alimentación, el estado de ánimo y el aprendizaje. Con el objetivo, así, de completar y hablar de todo aquello que aleja de la felicidad a nuestros hijos, en cuanto a enfermedades se refiere.
Contenidos
¿Cómo se que mi hijo está padeciendo una enfermedad mental? ¿Cuáles son, en general, los síntomas?
- Pérdida de peso. Producidas, a veces, por irregularidades a la hora de comer.
- Modificación de conducta.
- Estado de ánimo distinto al normal.
- Daño físico. Tendencia a un comportamiento violento, tanto de autolesión como de herir a los demás.
- Mayor sensibilidad al dolor.
- Baja motivación, provocada por una actitud de pasotismo.
- Dificultades en la escuela, tanto para relacionarse con los demás como para conseguir buenos resultados académicos.
- No aceptación de su propia apariencia.
- Aislarse de los demás.
Pero ahora, metámonos más a fondo en el tema en cuestión y veamos los trastornos psicológicos más comunes en la edad infantil, provocados por la conducta y el desarrollo, y posteriormente a combatirlos.
Tipos de trastornos psicológicos en la edad infantil:
Como hemos visto, hay muchos síntomas distintos que pueden ayudarnos a confirmar de que nuestro hijo está sufriendo algún tipo de trastorno psicológico. Pero, para hacer frente a ello, debemos conocer con exactitud cuál es el tipo de trastorno que está padeciendo, para así poder hacer frente a ello de la manera más correcta posible.
– Trastornos psicológicos de la conducta.
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Trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Es un trastorno que provoca una combinación de distintos problemas. Estos son: la facilidad para la distracción, provocada por la dificultad para mantener la concentración y, por tanto, la atención; la dificultad para estar tranquilo y quieto, debido a la hiperactividad que este trastorno provoca, y también, la realización de comportamientos impulsivos. Esto, por tanto, provoca dificultades en el día a día de la persona, ya que ve mermadas sus capacidades. Este tipo de trastorno puede aparecer a partir de los 3 años de edad y puede continuar hasta que seamos adultos. En cuanto a los síntomas, no hay una intensidad concreta. Pueden ser más leves, o más graves. En cuanto al género, por lo general, los niños tienden a ser más hiperactivos, en cambio las niñas, tienden más a ser menos atentas.
Una persona cuando tiene síntomas provocado por la hiperactividad, normalmente se caracteriza por:
- Tiene un mayor nerviosismo, por lo que no puede mantenerse mucho tiempo parado.
- En situaciones en los que deba de estarlo, lo normal es que saque su hiperactividad dando golpecitos con las manos o los pies.
- Dificultad a la hora realizar juegos estáticos.
- Habla sin parar.
- Este hablar sin parar hace que incluso interrumpa a las demás personas cuando son ellas las que hablan, por lo que en muchas ocasiones resulta mal visto ante el resto.
En cambio, cuando sus síntomas son motivados por déficit de atención, suelen sufrir:
- Se distrae con demasiada facilidad.
- No es capaz de mantener la concentración que se requiere ante distintas situaciones.
- Aunque le hables, realmente no te está escuchando.
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Trastorno negativista desafiante.
Los que sufren este trastorno, se enfadan con mucha facilidad puesto que tienen poca paciencia. Además, mantienen una postura hostil y de desobediencia hacia otras personas, especialmente aquellas con las que tienen más confianza. Es un trastorno difícil de diagnosticar, puesto que esas características son muy comunes que se den en niños a esas edades, sin necesidad de que se esté sufriendo este trastorno. Por tanto, ¿cómo podemos estar seguro? Se podría decir que cuando estos síntomas duran mucho tiempo y ponen en peligro, por tanto, distintos procesos en la vida del niño, tales como, el proceso de aprendizaje, de la adaptación al colegio, de las relaciones sociales, etc.
Se caracteriza por causar una alteración en la conducta de la persona. Son alteraciones que llevan consigo comportamientos agresivos ante otras personas, animales o situaciones. Entre las cosas comunes a hacer en este tipo de trastorno, en edades infantiles, están la de: hacer sufrir a pequeños animales; realizar algún pequeño robo en algún establecimiento; amenazar a alguna persona incluso con algún arma, etc. Por tanto, es un trastorno muy perjudicial para la persona, ya que crea importantes problemas en muchos ámbitos, como puede ser en el colegio. Por todo esto, es muy importante tener muy en cuenta y tratar este tipo de trastorno puesto que, a diferencia de otros, puede llegar a dañar a otras personas.
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Enuresis.
Este tipo de trastorno se basa en la incapacidad del niño de controlar su orina, en una etapa en la que ya debería controlarla (4-6 años). Es posible que suceda durante el día, pero lo más común es que ocurra durante la noche, cuando se está dormido.
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Encopresis.
En esta ocasión, se caracteriza por que el niño no consigue controlar sus defecaciones en unas edades en las que ya debería hacerlo (sobre las 4 años). Por tanto, las realiza de forma involuntarias en distintos lugares no aptos para ello.
Tratamiento de los trastornos psicológicos de conducta.
Para tratar este tipo de trastorno, lo primero que se debe de hacer es realizar un diagnóstico completo del niño. Para ello, tanto los padres como los profesores aportan datos del comportamiento del pequeño al especialista, y además, se le hace un examen psicológico completo. Con los resultados, el especialista le da a los familiares un plan terapéutico individualizado y se le ofrece todo lo necesario para poder seguirlo.
– Trastornos psicológicos provocados por el desarrollo.
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Trastorno autista.
Es uno de los trastornos psicológicos más comunes. Un niño con trastorno autista tiene una seria discapacidad del desarrollo provocada por alteraciones en el cerebro. En cuanto a las consecuencias de estas alteraciones pueden ser muy diversa, puede que no tengan ningún problema a la hora de caminar o de resolver algún rompecabezas, pero en cambio tengan muchas dificultades para el aprendizaje o el lenguaje . Por tanto, esto hace que puedan tener una manera de relacionarse, de comportarse o de aprender muy distintas a la de los demás niños. Además, el grado de intensidad del trastorno no es siempre el mismo, depende de la persona en cuestión. En cuanto al momento en el que este trastorno puede aparecer en los niños, es prácticamente desde que nacen y dura toda la vida, aunque gracias al tratamiento los síntomas mejoran.
Su comportamiento suele ser muy distinto al del resto. Suelen realizar acciones estereotipadas, es decir repeticiones continuas de distintas acciones, tales como encender y apagar continuamente el interruptor de la luz, o mover de forma continuada las ruedas de un juguete. Su vida se basa en hábitos y rutinas y si algún momento estas se ven modificadas, pueden producirles serios problemas.
Para explicar mejor los síntomas de una persona que sufre de este tipo de trastorno, es necesario separarlo en tres franjas de edades distintas. Éstas son:
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Desde que nace hasta el primer año y medio de vida.
- No suelen sonreír.
- No se dan por aludido cuando se les nombra.
- Contacto visual reducido.
- Son niños demasiado tranquilos.
- No imitan. Por ejemplo, los niños a esas edades suelen dar de comer a los peluches por que es lo que han visto de sus padres hacia él.
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Desde el primer año de vida hasta los tres años.
- Oyen algunas cosas y otras no, por lo que da la sensación de que tienen cierta sordera.
- No sabe jugar con los juguetes.
- Cuando cae al suelo no busca consuelo en nadie.
- No dice adiós.
- No muestra alegría al mantener contacto con personas.
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A partir de los tres años.
- No muestra interés por los niños de su edad. Prefiere jugar solo.
- Problemas serios en el lenguaje. Cuesta de entender lo que dice.
- Evita la mirada y el contacto con los demás.
- Tiene mucho carácter, el cual saca mediante rabietas.
- Está como abducido, como si estuviera en otro mundo.
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Trastorno de Rett.
Es un trastorno en el desarrollo natural neurológico infantil. Se caracteriza por: 1) pérdida del tono muscular; 2) la no utilización de las manos, la cual se hace de forma voluntaria; 2) dificultades para andar; 3) problemas en el crecimiento de la cabeza y del cerebro, los cuales se realizan de forma tardía; y 4) retraso mental. Este tipo de trastorno tiene una peculiaridad, ésta no se da por igual en ambos géneros, ya que prácticamente siempre aparece en niñas y mujeres. En cuanto al momento en el que aparece por primera vez este trastorno, depende también de la persona. Puede aparecer al principio de su vida, al igual que puede nacer y llevar una vida completamente normal y desarrollándose de forma correcta hasta que de pronto sufra el trastorno con todos sus síntomas. Algunos de estos síntomas son:
- Dificultades para dormir.
- Tienden a crujir los dientes.
- Dificultad para el aprendizaje.
- Problemas para respirar.
- Tienden a caminar con la punta de los pies.
En este tipo de trastorno debemos de distinguir cuatro etapas:
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Inicio prematuro.
En esta primera etapa, los síntomas son muy débiles, por tanto, en muchas ocasiones no se le presta demasiada atención. La característica de esta primera etapa es el comienzo, por parte de la niña, a tener algunas dificultades motoras como podría ser a la hora de gatear o de sentarse. La cabeza también empieza a crecer de forma más lenta, pero resulta difícil de apreciar por parte de los demás. El comienzo, por lo general, ronda los 6 – 18 meses.
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Destrucción acelerada.
La dificultad del habla y la pérdida de las capacidades motoras de la mano empiezan a darse. Además, aparecen síntomas como: 1) dificultad a la hora de respirar; 2) dificultad para tanto relacionarse, como para comunicarse con los demás. En esta segunda etapa, además, se empieza a notar con mayor claridad esa disminución en el crecimiento de la cabeza. Comienza esta etapa entre 1 – 4 años de edad y su duración ronda entre algunas semanas y algún mes.
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Seudo-estacionaria.
Sobre todo, es una etapa en la que se dan problemas motores y convulsiones. Existe una mejoría en cuando a su comportamiento, puesto que disminuye el llanto y sobre todo su irritabilidad. Se da entre los 2 – 10 años de edad y puede durar varios años.
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Deterioro motor tardío.
La característica principal de esta etapa es la reducción de movilidad por parte de la niña, provocada por la debilidad de sus músculos. Algunos aspectos mencionados anteriormente suelen mejorar. Esta última etapa puede durar décadas.
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Trastorno desintegrativo infantil.
En este tipo de trastorno, el niño cuando nace tiene un desarrollo completamente normal hasta los 3 – 4 años. Una vez en esa edad, empieza a notar como va perdiendo todas esas habilidades anteriormente aprendidas. Tanto sociales, lingüísticas, como de comportamiento. Es un trastorno mucho menos común que los dos trastornos tratados anteriormente, y a diferencia de lo que sucede con el trastorno de Rett, en este caso es más común que se de en varones.
Alguno de los síntomas que se ven claramente en este trastorno son los siguientes:
- Dificultad para controlar sus necesidad.
- Pierde motricidad.
- Pérdida de conocimientos en general.
- Dificultad para mantener la fluidez en el lenguaje.
- Problemas en el ámbito social.
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Síndrome de asperger.
La característica principal de los niños que sufren este trastorno, es el interés obsesivo que muestran por algún tema u objeto en concreto. Tanto es así, que pueden llegar a saberlo absolutamente todo de ese objeto que ha causado interés en ellos. Esto, les provoca tener dificultades a la hora de relacionarse con los demás, ya que, por lo general, sólo quieren hablar de ese tema en concreto, puesto que los demás carecen de interés para él. Algunas de las peculiaridades de las personas con este trastorno son:
- Movimientos torpes.
- Dificultad para entender todo aquello que entra dentro de la comunicación no verbal.
- Pobres capacidades para interactuar en sociedad.
- Manera de hablar distinta a lo normal. El habla resulta demasiado serio y de forma monótona.
- Abuso de rutinas.
Tratamiento de los trastornos psicológicos provocados por el desarrollo.
No existe un tratamiento como tal que vaya a curar este tipo de trastorno, pero sí existen distintas terapias del habla y distintos ejercicios, que mejoran las habilidades motoras, que ayudan a tratar los síntomas. Además, también es muy importante que en el colegio este tipo de personas reciban una educación especial, motivándolas a tener interacciones sociales con los demás, y se deba de estar más atentos a ellos.
Existen otros tipos de tratamientos también usados, sobre todo en el trastorno de espectro del autismo. Estos son, la fisioterapia y la terapia conductual, ocupacional o del habla y el lenguaje.
Recordar que este artículo no está realizado con la intención de ser ningún sustitutivo de nada ni de nadie, si no como mera información y con el único objetivo de acercar y que se tenga más presente este tipo de enfermedades psicológicas que afectan cada vez más a nuestros hijos. Animo desde aquí a acudir al especialista, en caso necesario, para conseguir un diagnóstico exacto y poder hacer, así, frente a ellas.
Si os ha parecido interesante este primer artículo, os invito a acudir al siguiente enlace (Parte 2) para que descubráis de qué forma puede afectar los trastornos psicológicos en otros ámbitos como en la alimentación, en el aprendizaje, o aquellos provocado por el estado de ánimo.
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