La intolerancia a la fructosa afecta a más de un 30% de la población. Se produce porque las células intestinales no pueden absorberla de manera correcta. Puede tratarse de intolerancia total o parcial. Dependerá de cada caso en particular.
La fructosa es un tipo de azúcar. Está presente, principalmente, en la fruta. La fructosa que no se asimila fermenta en el intestino. A raíz de esta fermentación, se produce hidrógeno. Consecuentemente, aparecen gases, dolor, etc.. No obstante, los síntomas físicos son diversos. Normalmente, son molestias gastrointestinales de intensidad variable. Por ejemplo: diarrea, cólicos, náuseas y gases. Sigue leyendo para conocer mejor este trastorno.
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Intolerancia a la fructosa: qué es la fructosa
La fructosa es un azúcar simple. Se ingiere, normalmente, en forma de sacarosa. La sacarosa está formada por fructosa y glucosa. Ambas moléculas se separan en el intestino.
Por otro lado, no hay que olvidar el sorbitol. Éste es un tipo de edulcorante que, al metabolizarse en el hígado, puede generar fructosa. Además, puede tener efectos laxantes si se consume en exceso.
Intolerancia a la fructosa: dónde se encuentra
Los alimentos más ricos en fructosa son la miel y las frutas (entre un 20% y un 40% ). En proporción muy inferior, las verduras (1-2%). Por último, está presente en otros alimentos de origen vegetal. En cualquier caso, su proporción en frutas y verduras es variable. Depende de las condiciones de cultivo.
Pero la fructosa también está presente en muchos edulcorantes artificiales. Por consecuencia, en muchos productos para diabéticos o para control del peso. Se emplea como substituta del azúcar refinado. El sorbitol, sin ir más lejos, es uno de estos edulcorantes. De hecho, es uno de los más comunes. De forma menos común, también lo contienen algunas frutas y verduras. Por último, está presente en ciertos medicamentos.
Tipos de intolerancia a la fructosa
En cada individuo puede haber diferente tolerancia a la fructosa. De ello depende que sea parcial o total. Si es total, deberá prescindirse totalmente de cualquier fuente de fructosa. Asímismo, eliminar la sacarosa y el sorbitol.
No obstante, es más común la intolerancia parcial. En estos casos, se toleran alimentos con contenido bajo en fructosa. Incluso, pequeñas cantidades de alimentos altos en fructosa.
Por otro lado, no se debe confundir la intolerancia con otros trastornos similares. Especialmente, con la intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF). La IHF es un defecto congénito del organismo. En la IHF, existe un error en la metabolización de la fructosa. Este fallo se debe a una mutación genética. Las personas que padecen IHF sufren de hipoglucemia y hepatopatía. Incluso, al ingerirla en pequeñas cantidades.
Intolerancia a la fructosa: diagnóstico
Se considera un trastorno reversible. Su diagnóstico se basa en un test de hidrógeno espirado. Según la gravedad del caso, se pautará el tratamiento dietético adecuado.
Pauta dietética
En niños con IHF, la dieta restringe el azúcar, las frutas, las verduras, la miel y sus productos derivados. Muchos productos infantiles contienen fructosa. Por tanto, deberá pautarse una dieta equlibrada. Así podrán evitarse carencias nutricionales.
La característica común de esta dieta es su carencia de vitamina C. Por eso es recomendable su suplementación. También es aconsejable suplementar con ácido fólico. Dicho nutriente aumenta la actividad de las enzimas glicolíticas. Esto permitirá aumentar la tolerancia.
La tolerabilidad de un alimento viene determinada por su proporción glucosa/fructosa. A mayor proporción de glucosa, será mejor tolerado. Lo ideal es una proporción de 1/1.
Algunos ejemplos de alimentos con esta proporción son la zanahoria y el maíz.
Clasificación de los alimentos según su contenido en fructosa
Los alimentos y bebidas se clasifican según su proporción de glucosa por cada 100 g. Dicha clasificación determina:
- Muy bajo: 1 g.
- Bajo: 1-3 g.
- Medio: 3-5 g.
- Alto: > 5 g.
Esta clasificación permite agrupar los diferentes grupos de alimentos.
Alimentos con contenido muy bajo en fructosa
- Frutas: lima, aguacate, coco, papaya, albaricoque, chufa
- Verduras, legumbres y tubérculos: achicoria, alcahofa, acelga, ajo, batata, boniato, berenjena, berro, cacahuetes, champiñón, espinacas, guisantes, habas, garbanzo, lechuga, lenteja, patata, pepino, setas, maíz, rábano, remolacha.
- Frutos secos: almendras, avellanas, castañas, piñones.
- Cereales: todos
- Lácteos: leche, leche condensada, queso y requesón
- Proteínas: huevos, pescado y carnes
- Grasas: margarina
Alimentos con contenido bajo en fructosa
- Frutas: ciruela, grosella roja, mandarina, naranja, melocotón, melón, nectarina, pomelo, piña, sandía, tomate.
- Verduras
, legumbres y tubérculos: apio, brócoli, calabaza, cebolla, col, coliflor, escarola, zanahoria, espárrago, puerro.
Alimentos con contenido medio en fructosa
- Frutas: arándano, fresa, frambuesa, fresón, granada, guayaba, grosella, mango, kiwi, membrillo, mora, plátano, zumo de naranja.
Alimentos con contenido alto en fructosa
- Frutas: fruta desecada, caqui, cereza, ciruela, guinda, chirimoya, brevas, manzana, pera, uva.
- Frutos secos: ciruela pasa, dátiles, higos secos.
- Otros: jalea real, miel, mermelada, bebidas azucaradas, cereales azucarados o con miel, fruta en almíbar, chocolate, dulce de membrillo, alcohol.
Según esta clasificación, debe adaptarse la dieta a la gravedad de cada caso. También deben considerarse los gustos personales. Esto facilitará su aceptación.
De manera general, se debe priorizar el consumo de frutas, cereales y verduras , salvo aquellas de contenido medio-alto. De manera puntual, podrán consumirse alimentos dulces por naturaleza (solo en casos de intolerancia parcial) y frutas desecadas.
Merece especial atención el contenido significativo de fructosa del zumo de naranja respecto a la fruta entera. Por otro lado, el alcohol debe restringirse al máximo.
Aún con ciertas limitaciones, no es una dieta restrictiva. Normalmente, permite incluir todos los grupos de alimentos. Esto favorecerá su equilibrio y el grado de adherencia . No obstante, es imprescindible valorar la necesidad de suplementación. Naturalmente, debe ser personalizada.
Beneficios de la fructosa
No debemos olvidar que la fructosa casi siempre se consume en forma de sacarosa. Por tanto, también aporta los efectos negativos del azúcar simple. Su consumo debería ser, por tanto, limitado. Sin embargo, también puede ser beneficiosa. Es el caso del deporte y la diabetes. Te explico por qué:
- La fructosa tiene un índice glucémico inferior que la glucosa. Debido a esto, mantiene niveles de energía más estables y duraderos. Por este motivo es igualmente interesante para diabéticos.
- En el deporte. Al combinarse con otros carbohidratos permite la reposición de glucógeno muscular. Por eso suele estar presente en las formulaciones de productos ergogénicos.
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