¿Dolor en el pecho? ¿Debo preocuparme? ¡Si quieres saber más te invitamos a que leas este artículo!
Recuerdo claramente ese sueño: ví a mi abuela materna, quien había fallecido hace muchos años a causa de un infarto, entrando a la casa donde estábamos reunidos. Se veía hermosa, con un vestido muy brillante, como una noche estrellada. Un resplandor resaltaba en ella, justo a la altura del pecho. Yo me emocioné mucho cuando se acercó a mí con los brazos extendidos; y en ese momento, cuando nos abrazamos, sentí un dolor en el pecho tan fuerte y punzante que me desperté llorando, con miedo.
¿Te resulta familiar esta situación? Bueno, a mí me sucedió hace dos años aproximadamente y confieso que fue una situación bastante atemorizante. La realidad es que, tanto si lo has vivido personalmente como si sólo lo has escuchado de algún conocido, tener un dolor en el pecho siempre es una causa de preocupación. ¡Y no es para menos!
Cada año se registran millones de muertes en el mundo por causa de enfermedades cardiovasculares, de las cuales las más conocidas son las cardiopatías (enfermedades del corazón); además de que constantemente estamos viendo, en series y películas, innumerables escenas que recrean de forma más o menos dramática un ataque al corazón. De tal forma que, ante una situación de «dolor en el pecho», salten de inmediato las alarmas y el temor de estar sufriendo un infarto.
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Sin embargo, ¿Sabías que no todos los dolores en el pecho pueden ser atribuídos a un problema cardíaco?
Esto es debido a que, en nuestra cavidad torácica (lo que comúnmente llamamos «pecho») se encuentran reunidos órganos de los sistemas cardiovascular, respiratorio, músculo-esquelético y es por donde pasa el esófago (parte del sistema digestivo); sin mencionar las múltiples terminaciones nerviosas que podemos encontrar ahí. Por lo tanto, un problema cardíaco es sólo una de las posibilidades y el dolor en el pecho no es un signo definitivo para determinar su origen.
Entonces, ¿cómo reconocer la diferencia?
Bueno, de acuerdo a la Asociación Americana del Corazón, los principales signos de un inminente ataque al corazón son los siguientes:
- Dolor en el pecho: cuando la causa es un ataque al corazón, el dolor puede aparecer súbitamente y durar varios minutos, o puede desaparecer y regresar a los pocos minutos. También puede incrementarse con el esfuerzo físico o el estrés. El dolor puede ser una simple molestia, opresión, sensación de llenura o plenitud, o franco dolor.
- Aturdimiento, agotamiendo, debilidad, náusea o vómito, sudoración.
- Dolor que se extiende a otras partes del cuerpo: puede extenderse hacia los brazos, hombros, espalda, estómago,cuello o mandíbula.
- Falta de aliento o dificultad para respirar. Este síntoma puede presentarse de manera independiente al dolor de pecho, principalmente en mujeres.
Es de resaltar el hecho de que el dolor en el pecho es un síntoma cardíaco más frecuente en hombres; mientras que en las mujeres, no es tan común.
Es importante hacer énfasis en que, tanto si estás seguro como si no lo estás de que un evento de dolor en el pecho esté relacionado con un infarto, lo mejor es no pasarlo por alto y acudir a una revisión con tu médico. Una atención oportuna es fundamental para salvar vidas. Además, podrán realizarte pruebas (análisis de sangre, electrocardiograma, radiografías, ultrasonidos, ecocardiogramas, pruebas de esfuerzo, angiografías, etc.) para determinar las causas de dicho dolor.
Si quieres conocer más de este tema, te invito a leer este artículo.
Ahora bien, si la causa no es cardíaca ¿qué otras causas pueden existir para un dolor en el pecho?
Como ya dijimos, en la cavidad torácica encontramos órganos de distintos sistemas de nuestro organismo y todos ellos pueden causar un dolor en el pecho. Por ejemplo:
Problemas del aparato digestivo.
No es ningún secreto que los hábitos alimentarios de la mayoría de la población son poco saludables y que cada vez es más común consumir alimentos altos en grasas e irritantes, incluso desde edades muy tempranas. Problemas como gastritis y colitis, por ejemplo, son muy comunes y algunos de sus síntomas pueden estar relacionados con el dolor de pecho. Un exceso en la producción de gases por el proceso digestivo que empujan los órganos (como globos inflados) o la irritación del esófago a raíz de un problema de reflujo (el «escape» de los jugos gástricos -ácidos- hacia la parte superior del estómago), son algunas de las posibles causas.
Cuando el dolor en el pecho está acompañado de eructos constantes, sensación de estómago lleno, acidez, náuseas o vómitos, podemos suponer un problema de tipo digestivo. Es importante acudir al médico y hacer consciencia del impacto que tiene nuestra alimentación y estilo de vida en nuestra salud. Recientemente se ha conocido más sobre el papel de la microbiota intestinal en la salud y la importancia de cuidarla.
Son también destacables los problemas del hígado y la vesícula biliar. Cada uno tiene signos característicos (como la coloración amarillenta en piel cuando se trata de problemas hepáticos o un dolor que se extiende a la espalda por el costado derecho y fiebre cuando se trata de la vesícula); sin embargo, en un principio pueden manifestarse como un simple dolor en el pecho.
Problemas del aparato respiratorio.
Los pulmones, tráquea y bronquios, se encuentran alojados al interior de la cavidad torácica y se conocen como vías aéreas inferiores. Una infección como la neumonía, puede causar dolor en el pecho que empeora al tomar aire; además va acompañado de dificultad para respirar, silbidos y tos. Existen otros problemas como asma, inflamación de las membranas (pleuritis), émbolos o coágulos por hemorragias derivadas de lesiones traumáticas; todos ellos son posibles causas de dolor.
Por ello, nunca debes considerar poco importante cuando se presenta una infección como un resfriado o gripe y debes cuidarte mucho; tomando todas las precauciones necesarias para sanar y evitar complicaciones que pueden causar un daño mayor.
Dolor en el pecho por problemas óseos o musculares.
La cavidad torácica es el espacio conformado por las costillas (su parte interior), el esternón (la parte donde se unen las costillas al frente, el centro del pecho) y el diafragma (la membrana que divide los órganos del tórax de los del abdómen). Es como una caja de hueso y músculos que proteje nuestros órganos, y también es propensa a sufrir por lesiones musculares que causan dolor. Quienes practican algún deporte que involucre trabajar la parte superior del tronco pueden tener este tipo de lesiones alguna vez y pueden identificar cuando un dolor en el pecho está más relacionado a un problema muscular. Sin embargo, ¿sabías que otras actividades también pueden provocar dolor en el pecho? Cosas como toser o cargar alguna vez algo pesado pueden desencadenar este dolor en cualquier tipo de persona.
Una vez alguien me contó que, mientras tomaba una ducha, estornudó y sintió un dolor agudo y punzante que iba del centro del pecho hasta el costado izquierdo bajo la axila. Pasado el susto inicial, después de una valoración médica se diagnosticó «costocondritis». Eso significa que el cartílago que une las costillas con el esternón se había inflamado y empeoró al momento de hacer un esfuerzo como estornudar o toser. No existe una razón específica que cause esta condición; aunque puede estar relacionada con lesiones, tensión, artritis, infecciones e incluso tumores. El tratamiento consiste únicamente en el alivio del dolor.
Dolor en el pecho por ansiedad y estrés.
La ansiedad es el sentimiento de preocupación o miedo excesivo e incontrolable respecto a situaciones (cambios en el rol de vida, como la maternidad; o tener que interactuar con personas nuevas por un cambio de domicilio, por ejemplo) o actividades (como el trabajo o la escuela). Todos podemos experimentar esta sensación en mayor o menor medida a lo largo de la vida; sin embargo, cuando interfiere con el desarrollo normal de nuestra personalidad o con nuestra vida diaria, entonces hablamos de un problema que puede llegar a ser discapacitante.
Las personas que viven con algún trastorno de ansiedad, pueden experimentar episodios de ansiedad o miedo/terror que llegan a un nivel máximo en cuestión de minutos y esto se conoce como ataques de pánico. Durante estos episodios es frecuente experimentar un dolor intenso en el pecho; además de dificultad para respirar, sudoración, dolor de cabeza, mareos y taquicardia, entre otros síntomas. Un signo característico es que existe una sensación de peligro inminente y un miedo excesivo a la muerte o a perder el control. Incluso llega a existir una sensación de estar desconectado de la realidad.
Por su parte, el estrés está relacionado con la tensión (física o emocional) que provoca sentimientos de frustración, enojo o nerviosismo y cuyas causas pueden ser múltiples. Provoca en el cuerpo una reacción ante una situación que puede ser un desafío (como cuando tienes que cumplir un compromiso en un tiempo determinado) o una demanda física (como alejarse de una situación de peligro), y en esos casos es necesario y positivo para las personas. Sin embargo, cuando estamos sometidos constantemente a él, la salud puede verse afectada negativamente.
¡Y vaya que lo entendí después de vivirlo personalmente!
Al final, resultó que la causa del dolor en el pecho que me despertó de mi sueño fue el resultado de meses de estrés y ansiedad. Sucedió que no había asimilado una pérdida personal muy dolorosa y me había negado a vivir adecuadamente mi proceso de duelo. Acudí con mi médico de cabecera y, a través de análisis y estudios, se descartó cualquier problema cardíaco (¡Eso me devolvió la calma, en serio!).
En mi caso, fue suficiente con reevaluar lo que había vivido y poner en orden mis emociones para poder superar esa crisis; sin embargo, es importante saber reconocer (y aceptar) cuando es necesario acudir con un profesional de la salud mental, psicólogo o psiquiatra, para que nos ayude cuando la solución está más allá de nuestro alcance.
En conclusión.
Tener un dolor en el pecho no siempre está relacionado a un problema del corazón; pero, no por ello, debemos ignorarlo o pensar que la causa es menos importante. Siempre debemos hacer caso a las señales que nos da nuestro cuerpo y atender lo que necesitamos sanar. Aunque suene demasiado trillado, la mejor prevención siempre será tratar de llevar un estilo de vida saludable. Recordemos que somos los únicos responsables de nuestra salud y los esfuerzos por conservarla siempre serán en nuestro propio beneficio.
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8 Comentarios
Excelente trabajo! Muy interesante y nos enseñaste algo muy importante y que por lo general estamos mal informados o mejor dicho, parcialmente informados. Gracias!
¡Gracias por tu comentario, Demetrio! En este caso, la información es clave para tomar decisiones importantes sobre nuestra salud. Me alegra que te sirviera ésta información. Saludos.
Muy buen artículo felicidades me encantó como se fueron abordando los temas gracias
¡Gracias, Marco! Me alegra que haya sido de tu agrado este artículo. Saludos.
Felicidades, muy buen artículo…saludos compañera de la uni…?
¡Muchas gracias, Rosalía! Un abrazo.
Excelente explicación!
¡Me alegra que te haya gustado, Jesica! Saludos.