Las coles de Bruselas son una verdura de la misma familia que el brócoli o la coliflor. Son propias de la estación de invierno, aunque pueden consumirse en cualquier estación del año. Generalmente, se emplean como guarnición en platos con otros ingredientes principales. Pese a su pequeño tamaño, poseen numerosas propiedades beneficiosas para la salud. Sigue leyendo para conocerlas.
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Coles de Bruselas, origen y características
La planta Brassica oleracea pertenece a la familia de las crucíferas. Su nombre hace mención a su lugar de cultivo original (Bruselas). Los inicios de su cultivo datan de principios del siglo XIX. En dicha región, se conocían entonces como «Choux de Bruselles«. Fue durante la Primera Guerra Mundial, cuando se extendieron al resto de Europa.
Realmente, se trata de una legumbre. La parte comestible que conocemos es, en realidad, la yema de los tallos de la planta, la cual mide de 2,5 a 4 cm. de diámetro. Su color puede variar, desde el verde más habitual hasta tonos amarillentos, rojos o morados. En cuanto a su sabor, predomina el dulce, aunque en algunos casos, pueden dejar un regusto amargo.
Su consumo predomina, sobretodo, en el norte de Europa. No obstante, en España se ha ido expandiendo desde las regiones mediterráneas a otras zonas centrales. En EEUU, su mayor plantación está en California.
De crecimiento muy lento, se recolectan desde octubre hasta marzo. Pueden distinguirse tres variedades: tempranas, medianas y tardías. Las coles de Bruselas pueden encontrarse a la venta durante todo el año.
Coles de Bruselas, formas de consumirlas
Comúnmente, suelen consumirse hervidas. Se usan frecuentemente como acompañamiento a platos de carnes y de alimentos ahumados.
No obstante, pueden admitir muchas otras formas de cocción. Además, al hervirlas estaríamos perdiendo gran parte de su vitamina C.
Si bien su uso en la cocina suele ser sencillo, a la hora de cocinarlas suelen desprender un olor característico y algo desagradable. Sin embargo, existen algunas técnicas culinarias que evitarían dicha molestia. Es el caso, por ejemplo, del Stir Frying o el salteado en wok. Por otra parte, hay quienes opinan que dicha técnica conserva mejor sus propiedades, así como su sabor y aroma más dulces.
En cualquier caso, las coles de Bruselas frescas suelen prepararse antes de su cocción. Para ello, se les practica un pequeño corte en la base, en forma de cruz. Después, se retiran las hojas más superficiales. El motivo de realizar esta incisión no está del todo claro. Algunos cocineros lo justifican por reducir el tiempo de cocción. Otros, en cambio, apuntan a que favorece la distribución uniforme de su aroma.
Otra opción es consumirlas crudas y desmenuzadas. Asadas al horno, salpimentadas y con aceite de oliva, también quedan excelentes.
Podemos conservarlas crudas en la nevera, de 3 a 5 días.
Propiedades nutricionales
Destacan por su gran contenido en vitamina C. También contienen abundante azufre, el cual les confiere su olor característico. También son ricas en vitaminas del grupo B, vitamina K, betacaroteno y ácido fólico. Entre sus minerales, destacan el calcio, el hierro y el potasio.
Resultan especialmente recomendables en dietas ricas en fibra alimentaria y sales minerales.
Son un alimento de bajo valor calórico (43 kcal/100 g.). Un 90 % de su composición es agua. Su aporte de grasas es prácticamente nulo. Aportan , principalmente, hidratos de carbono (9 g./100 g.), seguidos de proteína (3,4 g./100 g. ). Su contenido en fibra es de 3,8 g./100g.
Beneficios para la salud
Por su abundante aporte de vitaminas y de minerales, son un alimento realmente saludable en el marco de una dieta equilibrada.
Gracias a su contenido en vitamina C, son muy útiles para contrarrestar la anemia ferropénica, ya que ayudan en la absorción del hierro.
Asímismo, por su aporte de betacaroteno, ayudan a mantener una buena salud visual, además de proteger de enfermedades cardiovasculares.
En embarazadas resultan especialmente recomendables, por el efecto preventivo del ácido fólico frente a posibles malformaciones en el feto.
Recetas saludables con coles de Bruselas
- Ensalada tibia de coles de Bruselas: 150 g. de brotes variados crudos (tipo mezclum), 325 g. de coles de Bruselas, 1 cucharada sopera de sésamo tostado, nueces al gusto, sal, pimienta, vinagre de manzana, aceite de oliva virgen extra. Preparación: lavar y cortar las coles por la mitad. Salpimentar y asar en el horno durante 15′ a 220ºC. Una vez estén tibias, las mezclamos con los brotes, las semillas y las nueces. Condimentar con vinagre y aceite de oliva.
- Coles de Bruselas y champiñones al ajillo: 300 g. de champiñones laminados, 400 g. de coles de Bruselas, 6 dientes de ajo, 120 ml. de vino blanco, sal, pimienta, aceite de oliva virgen extra. Preparación: Limpiar las coles y llevarlas a ebullición 3′. Dejamos escurrir. Saltear los ajos en aceite de oliva. Añadir champiñones y cocinar durante 2′. Añadir las coles y el vino. Cuando el alcohol se evapore, bajamos el fuego y cocinamos 3′ más. Salpimentar y servir.
- Coles de Bruselas al microondas: coles de Bruselas, sal, pimienta y aceite de oliva. Preparación: se lavan y se cortan las coles por la mitad. Las introducimos en un recipiente apto para microondas. Salpimentamos y tapamos. Cocer durante 4′ a máxima potencia (el tiempo de cocción puede variar). Condimentar con aceite de oliva virgen extra.
Algunas contraindicaciones
Como la mayoría de verduras, las coles de Bruselas se consideran, en general, un alimento saludable. Sin embargo, pueden provocar flatulencias a personas propensas o con problemas digestivos. En cantidades abundantes, también pueden alterar el funcionamiento de la tiroides. En estos casos, es recomendable consultar a un especialista en nutrición antes de consumirlas, para evitar posibles molestias.
Otro inconveniente es la interacción de su vitamina K con fármacos antiocoagulantes, como la warfarina. En esos casos, podría desaconsejarse su consumo.
Recomendaciones
Si no eres muy amante de las verduras, las coles de Bruselas pueden ser una buena opción para introducirlas, por su pequeño tamaño. Puedes cocerlas o asarlas y conservarlas en la nevera, para añadirlas a tortillas, rellenos, arroces, salteados, salsas, etc.. Las posibilidades son múltiples y se adaptan fácilmente a cualquier tipo de plato.
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