¿Qué es una alimentación sana? Mito o realidad

Sabemos realmente qué es una alimentación sana

Qué es una alimentación sana es una suma factores que debemos tener presentes, el conjunto de todos estos determinan qué es y como obtenerla y vamos a aprenderlo todo aquí. Todos los días ingerimos alimentos, algunos de mejor calidad que otros. Esa calidad en el alimento no tiene nada que ver con el precio o el prestigio del lugar donde se adquiera. Tiene que ver con los nutrientes que aporta dicho alimento y en cómo el organismo lo va a aprovechar.

Mitos de qué es una alimentación sana

Prácticamente, en todos los lugares nos hablan de alimentación, consejos, recetas, dietas e indicaciones para lograr tener un resultado específico.  Esa búsqueda de la alimentación ideal puede ir enfocada en bajar de peso, en mejorar el estado de salud. En la prevención de alguna enfermedad, o solo por lograr tener un cuerpo estético de acuerdo a los estándares de la sociedad. Desafortunadamente no todos los consejos son favorables para el organismo.

Mito 1

La alimentación sana debe estar compuesta únicamente de vegetales y proteína, eliminando todos los  demás alimentos que no entren en esa categoría.

Realidad para saber qué es una alimentación sana

Las recomendaciones que sigamos, deben estar basadas en evidencias y no en ocurrencias. Hay evidencias científicas bien fundamentadas con respecto a la nutrición. No se deben eliminar los carbohidratos, las grasas, las frutas, los vegetales y los lácteos de la dieta.

Cada uno de estos alimentos va a aportar nutrientes específicos que ayudarán al organismo a mantenerse saludable, a lograr subir defensas y tener un sistema inmune que provea una buena lucha contra cualquier enfermedad que quiera atacar al organismo.

Mito 2

Solamente si se hace ejercicio se logrará tener una adecuada nutrición.

Realidad sobre el ejercicio y qué es una alimentación sana

La práctica de algún tipo de ejercicio físico, va a tener beneficios para el organismo. Esto no quiere decir que una persona que haga mucho ejercicio va a estar mejor nutrida que una persona que realice menos actividad.

El ejercicio debe ser individualizado para aquellos que quieran practicarlo. Un profesional debe evaluar su estado de salud, su fuerza, su elasticidad, su capacidad y su disciplina.

Hay muchas personas que se ejercitan diariamente, sin embargo, no saben elegir alimentos de calidad, sino, que consumen cualquier cosa.  Desde productos muy procesados, hasta alimentos que no aportan ningún tipo de nutriente.

Si no hay un sano equilibrio entre el ejercicio y la adecuada selección de alimentos, siempre va a estar deficiente en el organismo la necesidad de nutrientes específicos que evitan o previenen enfermedades.

Mito 3

Se debe adquirir algún suplemento ya sea de proteína, vitaminas o cualquier nutriente en general para lograr una alimentación sana.

Realidad

Con la ayuda de un profesional, podemos aprender a reconocer el valor nutritivo de los alimentos, y todos los días se aprende algo nuevo con respecto a este tema.

Una persona saludable, que tenga un estilo de vida saludable y que sepa elegir alimentos de calidad que aporten los nutrientes que su cuerpo requiere, no va a necesitar de ningún tipo de producto químico para estar bien.  Los nutrientes serán aprovechados por su organismo de la mejora manera sin necesidad de ningún extra.

Únicamente si el profesional determina que se debe suplementar al paciente, se debe realizar.  Este diagnóstico debe basarse en una exhaustiva evaluación de la persona, de su antropometría, bioquímica, patologías y estilo de vida.

Recomendar un suplemento no es algo que se debe hacer de manera antojadiza.

Mito 4

Alimentarse sanamente es muy costoso.

Realidad

El valor económico de los alimentos va a variar de un país a otro, también en el mismo país va a variar de acuerdo al lugar en el que se adquiera el producto.   Antes de aceptar la creencia de que una alimentación sana nos va a desfinanciar se debe analizar la situación.

Si cuando adquirimos alimentos, elegimos los procesados y llenos de químicos por ser más baratos, estos van a ser un factor de riesgo para que podamos enfermar. A la larga nos va a salir más caro tomar las acciones necesarias para corregir nuestro estado de salud.  El pago de médicos, exámenes, medicamentos y tratamientos van a resultar muy costosos.

Si por otro lado, ingerimos alimentos saludables, ponemos en práctica las huertas caseras, aprendemos a elegir alimentos más nutritivos. Estos van a proveer todo lo contrario, un factor protector para nuestra salud.  La calidad de vida va a mejorar considerablemente y en el período de nuestra vejez vamos a poder disfrutar de los beneficios de las buenas decisiones que tomamos.

Finalmente

Si nos queda duda sobre qué es una alimentación sana, debemos poner sobre la balanza todos los conocimientos que vayamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida con respecto a los alimentos.  Tener presente la individualidad de cada uno de nosotros es lo primordial para la toma de decisiones.

Buscar información con las personas expertas en el tema, evaluar nuestras posibilidades y nuestro estado de salud. Restringir el consumo de alimentos procesados y llenos de grasas saturadas y azúcares simples.

Moderar las cantidades que el cuerpo necesita.  Tomar la cantidad de agua suficiente para que el metabolismo sea capaz de realizar todas sus funciones de la mejor manera.

El tener una vida saludable depende de muchos factores. La toma de buenas decisiones en alimentación, ejercicios, actividad física y salud mental, nos van a proveer de un sin número de beneficios.

Recordar que las cosas buenas siempre llevan tiempo y se deben tener metas realistas que eviten la desmotivación y que por el contrario nos hagan sentir orgullo cada vez que logramos algún cambio. Aunque consideremos que el cambio fue pequeño, para nuestro organismo puede marcar la diferencia.

Recomendaciones

Como un resumen general de todo lo que hemos hablado. Debemos elaborar una estrategia de vida que nos permita ser personas saludables y con bienestar físico y emocional.

Descubrir que nos gusta en general con respecto al ejercicio, algo que podamos incluir en nuestra rutina diaria y que nos motive. Algo que nos genere expectativas y no disgustos o incomodidades.

Este mismo proceso lo debemos hacer con los alimentos, revisar lo que consumimos en un mes y determinar si esas elecciones nos hacen daño o nos benefician y empezar a realizar los cambios que necesitamos para obtener mejores resultados.

También debemos tener presente la salud mental. Si necesitamos apoyo de un profesional en psicología que nos ayude a trabajar nuestros miedos y regular las emociones, debemos hacerlo. Al final la integralidad de nuestro organismo incluye ese bienestar emocional y espiritual y todo lo que sea para mejorar siempre será bien recibido por nuestro organismo.