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Vivimos en un mundo donde la obesidad es una epidemia. En el año 2016, casi 2000 millones de adultos tenían sobrepeso y, de ellos, 650 millones eran obesos. Ante esa realidad, es normal que las personas deseen realizar cambios en su estilo de vida. Así que, el primer paso suele ser el cambiar la alimentación habitual por algo más saludable. Y eso es algo bueno, excepto cuando se convierte en una obsesión. A esto se le conoce como «ortorexia» y es un trastorno que, en casos extremos, puede llevar a un deterioro importante de la salud y la calidad de vida. En éste artículo hablaremos de ello.
¿Qué es la ortorexia?
La palabra ortorexia fue acuñada por el dr. Steven Bratman, utilizando dos palabras de origen griego: «orthos», que significa ‘correcto’; y «orexis», que significa ‘apetito’. «Apetito correcto». Éste término se utiliza para describir un trastorno de la conducta alimentaria en el cual las personas desarrollan una obsesión patológica por los alimentos que consideran sanos.
Las restricciones alimentarias a las que se someten las personas que viven con ortorexia, en la búsqueda de consumir alimentos biológicamente puros, los llevan a eliminar de su dieta alimentos que hayan tenido contacto con sustancias artificiales. Llegan a obsesionarse con las técnicas y materiales empleados en la preparación de los alimentos; razón por la cual no comen fuera de casa, donde no puedan tener certeza de la pureza de lo que consumen. Este tipo de conductas, interfiere en su capacidad para relacionarse con las demás personas; quienes no comparten ni entienden su preocupación obsesiva por la calidad de su comida.
¿Cómo surgió este concepto?
Lo más interesante de esto es que, el propio Bratman a padecido y luchado contra ese trastorno; y fue, a través de esa lucha que llegó a la conclusión de que es un padecimiento diferente a otros trastornos de conducta alimentaria. Él se dedicaba a promover ideas de curación a través de la alimentación y probó todo tipo de estilos de vida estrictos: vegetarianismo (comer sólo alimentos de origen vegetal), frugivorismo (comer sólo frutas), crudivorismo (comer sólo alimentos crudos), macrobiotismo (dieta que clasifica los alimentos bajo los principios del ying y el yang), veganismo (estilo de vida que excluye productos de origen animal más allá de la alimentación), y otros más.
Su obsesión incluía contar cuántas veces masticaba (lentamente) cada bocado, con el objetivo de dejar un poco vacío su estómago y llegó al punto de comer vegetales cosechados apenas 20 minutos antes de comerlos. Sus comidas las realizaba solo y en silencio, haciendo todo un ritual que se basaba en la consciencia de qué y cuándo comer; poniendo énfasis en los beneficios y consecuencias de cada alimento y no en el disfrute del mismo.
De este modo se dió cuenta que la principal preocupación no gira en torno al peso; sino a la idea de purificarse, desintoxicarse, a través de la comida.
¿Cómo afecta a la salud la ortorexia?
Irónicamente, en cuanto a la salud física, las personas con ortorexia son propensas a la desnutrición. Esto es debido a que, al restringir el consumo de ciertos alimentos, no consumen los nutrimentos adecuados. No consumen suficiente cantidad de alimentos y eso propicia la baja de peso; pero, además, tampoco consumen una dieta variada y eso propicia un déficit o un exceso de vitaminas y minerales, de manera desigual. Las pérdidas de grasa, masa muscular y electrolitos son muy semejantes a las de las personas con anorexia; siendo igualmente susceptibles a las enfermedades cardiovasculares.
Por otro lado, la ansiedad es un problema constante en las personas con ortorexia. De igual modo, el aislamiento social derivado de las conductas obsesivas es frecuente; debido a que les resulta difícil controlar otros aspectos de su vida y enfocan esa necesidad de control sobre sus alimentos. Suelen ser descritos como personas perfeccionistas, rígidas y con gran fuerza de voluntad. Su pensamiento llega a distorsionarse al punto de tener sentimientos de culpa muy fuertes cuando (excepcionalmente) fallan al cumplir sus propósitos y son muy susceptibles a la crítica, lo cual manifiesta también problemas de autoestima.
Gracias a las redes sociales, las personas vivimos en una especie de «escaparate» donde todo lo que hacemos está sujeto a la observación y escrutinio constantes.
Esta oportunidad de exposición ha sido muy bien aprovechada por personajes de la vida pública (celebridades, deportistas, políticos, etc.) y marcas comerciales, quienes nos inundan de ideales estéticos que se vuelven aspiracionales. Y es que, ¿quién no desearía llevar esa vida o tener ese cuerpo perfectos?
Además, gracias a internet, tenemos a nuestro alcance más información que nunca relacionada con los alimentos. Diariamente podemos encontrar estudios nuevos que nos hablan de las propiedades únicas de tal o cual alimento; o de los riesgos a la salud que representan algunos otros. Sin embargo, es importante saber que toda esa información no necesariamente se traduce en recomendaciones para la población. Además, muchas veces, son sólo datos no comprobados al 100% y que necesitan confirmarse.
Es en este vacío que entran, muchas veces, los llamados «influencers». Surgen de las redes sociales donde muestran cuerpos perfectos, trabajados, que producen admiración entre sus seguidores. No falta quien comience a preguntar cómo fue que lograron ese resultado y comienza un intercambio de consejos y «tips»de dieta y ejercicio. Éstos se vuelven virales, rápidamente, y se transforman en el cánon que adoptan sus admiradores. Todo esto sin considerar que, muchas veces, no son expertos en temas de salud y nutrición; y el hecho de que sus métodos les hayan funcionado a ellos, no significa que funcionen con todos los demás.
¿Quiénes están en riesgo de desarrollar ortorexia?
Son especialmente susceptibles las mujeres, adolescentes o adultas jóvenes, frecuentemente de nivel socioeconómico medio-alto y que acuden constantemente al gimnasio. La ortorexia puede empezar como una simple preocupación por llevar un estilo de alimentación saludable, una «fase normal» cuando empiezas a cuidarte. Entonces, ¿cómo es que se convierte en un problema?
Bueno, cuando una persona tiene una sobre exposición a información errónea sobre temas de alimentación y salud, así como a ideales estéticos elevados; puede desarrollar fobias en su alimentación. Si a eso le sumamos una personalidad obsesiva, entonces puede diagnosticarse la ortorexia.
Para reflexionar.
Cuando existe un trastorno de la conducta alimentaria es preciso darse cuenta que el problema no es la alimentación en sí. Es un trastorno de la personalidad que se ve reflejada en la alimentación y en la salud de la persona. No siempre podemos saber la forma en que las personas reciben e interpretan la información relacionada con temas de salud y alimentación. Por eso, es una gran responsabilidad brindar «consejos» al respecto y no debería consultarse a cualquier persona, sólo porque «lucen bien».
Cuando existe preocupación por temas de sobrepeso y obesidad, debe buscarse asesoría profesional. Todo el mundo sabe que es necesario llevar un estilo de vida saludable, con una alimentación adecuada y suficiente actividad física. Sin embargo, es importante también entender que ésto requiere la participación de un equipo diverso: médicos, nutriólogos, entrenadores, psicólogos. Ellos son quienes, después de un análisis completo, darán recomendaciones únicas para cada persona. Como un traje a la medida. Y, ¿quién no quisiera tener algo así de exclusivo?
Créditos imagen principal: Photo by Jennifer Burk on Unsplash.
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