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Una pequeña introducción sobre el trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Noche cerrada en Gotham. El joven Bruce Wayne camina con sus padres de camino a casa cuando son asaltados por un ladrón. La situación se complica y los progenitores son asesinados. El niño experimentará un trastorno de estrés postraumático ante un suceso que cambiará su mente y su persona. Se convertirá en un antihéroe, ataviado con una máscara que oculta la persona que es realmente.
James Arthur McAllan (1945- ) recuerda con temor todo lo vivido en la guerra de Vietnam. Esta madrugada, como viene siendo habitual desde la masacre de My Lai en 1968, no puede conciliar el sueño:
Nos ordenaron matar a todos los hombres de la aldea. Estaban desarmados y no suponían ninguna amenaza
Se repite a sí mismo que solo obedecía órdenes, pero no cesa su tormento. Las atrocidades vividas y cometidas por su batallón no paran de repetirse en su cabeza. Rememora en su mente una y otra vez todo aquello. Sus síntomas se engloban en lo que dentro de unos años será el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático.
¿Qué es el trastorno de estrés postraumático? (TEPT)
El trastorno de estrés postraumático es un trastorno de comportamiento provocado por una situación aterradora, presenciada o vivida en primera persona. La persona experimenta una respuesta de miedo, horror o indefensión. Existen varios puntos que pueden ayudarnos a delimitar el trastorno de estrés postraumático.
Datos estadísticos:
- El trastorno de estrés postraumático no remite de forma espontánea. Por ejemplo, únicamente el 20% de las víctimas de agresión sexual no muestra ningún síntoma un año después del suceso.
- En torno al 1% – 2 % de la población general sufre este trastorno. La prevalencia es similar al de la esquizofrenia (Keane, 1989).
- La probabilidad de sufrir TEPT varía en función del elemento desencadenante y las características de la persona. Por ejemplo, el porcentaje de sufrir trastorno de estrés postraumático como consecuencia de cualquier delito es del 25% en todas las víctimas, mientras que ese porcentaje asciende hasta el 50-60% en el caso de agresiones sexuales (Corral, Echeburúa, Sarasua y Zubizarreta, 1992).
Características:
- El trastorno es más grave y duradero cuando las causas se deben a la acción de un ser humano (agresiones, asesinatos…) y no a causas naturales (terremotos, fuego no provocado, inundaciones…).
- Las personas reviven de forma continua el acontecimiento sufrido en forma de imágenes y pesadillas.
- Tendencia a evitar los lugares o situaciones que evocan esos recuerdos. Por ejemplo, no salir de noche si han sufrido una agresión en esa franja del día o no caminar en lugares similares a los que experimentaron la situación traumática.
- Estado de alarma continuo y desproporcionado al contexto. Problemas de concentración, irritabilidad, insomnio.
- Los grupos más representativos y dados a sufrir el trastorno de estrés postraumático son los excombatientes y las víctimas de agresión sexual.
- Es más probable que las víctimas de agresiones sexuales experimenten el trastorno en mayor medida que los excombatientes, por el mero hecho de que el suceso traumático se produce con frecuencia en un ambiente de seguridad, cercano al lugar de residencia o trabajo de la víctima. Los excombatientes, probablemente no vuelvan a vivir el mismo temor, al no volver al escenario donde se desencadenó el suceso.
- Las personas que han experimentado sucesos violentos como una guerra, agresiones sexuales, ser víctimas de un delito o sufrir accidentes o catástrofes, pueden sufrir trastorno de estrés postraumático.
Un poco de historia sobre el trastorno de estrés postraumático:
Al igual que ocurre en los demás trastornos, el concepto de trastorno de estrés postraumático se ha modificado a lo largo de los años, aunque puede decirse que empezó a considerarse a raíz de los estudios realizados con excombatientes en la guerra de Vietnam, que marcaría un punto de inflexión en su estudio. A continuación os dejo los puntos más importantes en la evolución del término hasta nuestros días.
Siglo XIX – Primera mitad siglo XX:
- Herman Oppenheim (1889): Da una explicación biológica al futuro concepto de TEPT, delimitado con el término de «neurosis traumática», para denominar los síntomas de los pacientes afectados por accidentes de tren. Expone que la neurosis traumática se debe a cambios del sistema nervioso a nivel molecular que provocaban alteraciones cardiovasculares.
- Pierre Janet (1904): Intenta dar una explicación de lo que sería después el TEPT; Las personas organizan su vida en función de unos esquemas, creando una situación de equilibrio. Cuando sucede un episodio brusco, violento y difícil de afrontar en un primer momento, como presenciar la muerte de un ser querido, sufrir un accidente de coche, presenciar un asesinato o sufrir una agresión sexual, esa experiencia no encuentra acomodo en ningún esquema que «dé sentido» a lo vivido. La persona no encuentra sentido y revive constantemente el episodio en búsqueda de algo que sí lo de y le permita continuar con su vida.
- Primera Guerra Mundial (1914-1918): Concepto de «Shell Shock» o neurosis de guerra. Los soldados que regresaban del frente sufrían de neurosis, pánico, miedo, irritabilidad e incluso pérdidas en su capacidad de hablar.
- Segunda Guerra Mundial (1939-1945): Se acuña el término de «Síndrome del campo de concentración» para definir el comportamiento de los prisioneros que sobrevivieron al holocausto. Engloba síntomas como la culpabilidad al haber sobrevivido a los campos de exterminio, los episodios de insomnio, el recuerdo constante de los terribles episodios experimentados y las pesadillas recurrentes.
- Guerra de Vietnam (1955-1975): A raíz de estudios con ex-combatientes de la guerra, el término de estrés postraumático cobra fuerza, siendo clave en su posterior definición e inclusión en el DSM. Destacan los estudios de Abraham Kardiner llevados a cabo sobre más de setecientos ex-combatientes.
Segunda mitad Siglo XX- Actualidad:
- DSM-III (1980): Por fin se incluye el diagnóstico de Trastorno de Estrés Postraumático, que aglutina «un conjunto de síntomas de ansiedad que se manifiestan de forma similar en la mayoría de las personas al enfrentarse a un acontecimiento psicológicamente traumático que, por lo general se encuentra fuera del marco habitual de la experiencia humana».
- DSM-IV (1994): Aumenta la cantidad de estudios científicos relacionados con el TEPT.
- DSM-IV-TR (2000): La novedad está en considerar que el suceso que ha provocado el trastorno de estrés postraumático no necesariamente tiene que estar fuera del marco habitual de la experiencia humana. Se prioriza la reacción de la persona ante el hecho traumático en sí.
- DSM-V (2013): El TEPT ya no forma parte de los trastornos de ansiedad. Se crea una nueva categoría denominada Trastornos relacionados al trauma y estrés.
Tratamiento del trastorno de estrés postraumático
Al tratarse de un trastorno mental, el profesional debe tener estudios en el área clínica. Por lo tanto,el paciente debe acudir a personal especializado en salud mental, como psiquiatras y psicólogos de la rama clínico-sanitaria. Como acostumbro a hacer en los artículos, divido el tratamiento en dos ramas: Medicación y psicoterapia. Es importante recordar que el tratamiento debe ajustarse a las características y necesidades de la persona, por lo que hablar de factores como el número de sesiones o el tiempo necesario para recuperarse no pasa de ser algo poco más que orientativo. Por otra parte, la medicación y psicoterapia no son procedimientos excluyentes sino complementarios.
Medicación:
El médico y/o psiquiatra recetan medicación para tratar los síntomas relacionados con el trastorno tales como depresión, insomnio, ansiedad, irritabilidad o pánico, por lo que es frecuente el uso de antidepresivos con el fin de paliar aspectos como tristeza, preocupación o ira, o antihipertensivos como la prazosina. En este caso, se facilita para tratar problemas de sueño y pesadillas.
Psicoterapia:
El procedimiento más utilizado y de mayor validez es el cognitivo-conductual si bien otros enfoques como el conductual y el humanista pueden ayudar en la terapia. En lo que respecta al cognitivo-conductual, dos técnicas son las más utilizadas en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático: Exposición y reestructuración cognitiva.
- Exposición: El objetivo está en que las personas se enfrenten a los temores que desencadenaron el trauma. Puede realizarse de manera gradual, aumentando paulatinamente la exposición a los estímulos que provocan las sensaciones desagradables o directamente con la máxima estimulación. Este último se denomina procedimiento por inundación.
Ejemplo: en el caso de una persona que ha sufrido una agresión sexual, que evita salir sola, se realizan sesiones en las que se pasea por los alrededores de la zona, en compañía del terapeuta o alguien de su confianza y poco a poco se modifican los elementos que intervienen en la situación de pánico, como la reducción de la iluminación, la menor afluencia de personas en los lugares transitados, etc. La exposición puede realizarse a través de otros métodos como la imaginación o incluso realidad virtual.
- Reestructuración cognitiva: Se ayuda a la persona a dar un sentido al suceso que provocó el trauma. En esta técnica se revisan otros aspectos como el control de la ira, la relación y el sueño. En ocasiones, se trabaja sobre la errónea sensación de culpabilidad que experimenta la persona. Por ejemplo, el excombatiente que no puede vivir en paz por creer que él debía haber muerto en la zona de guerra, en lugar de su compañero, que perdió la vida ayudando a su batallón.
Conclusión y cierre:
El cerebro humano es altamente complejo, aunque dotado de gran flexibilidad o plasticidad para adaptarse a los acontecimientos que vivimos. Sin embargo, existen sucesos que por su magnitud o simplemente por las circunstancias personales que pasamos en ese momento, resultan imposibles de asimilar.
Un episodio traumático se parece a esa pieza imposible de encajar en nuestro puzle interior.
Una buena educación emocional puede darnos herramientas para afrontar mejor los golpes que nos da la vida. Es evidente que no podemos protegernos de todo. Estamos expuestos a que pueda ocurrir un accidente, presenciar un episodio aterrador o sufrirlo en carne propia y ahí entrará en juego la gran labor de los profesionales de salud mental, la cual, por cierto, no siempre está considerada como se merece.
Os mando un fuerte abrazo y os deseo un feliz año nuevo. Nos vemos la semana que viene con otro tema de salud y psicología.
Para saber más sobre trastorno de estrés postraumático:
Belloch, A., Sandín, B. & Ramos, F. (2009) . Trastorno de Estrés Postraumático. En Manual de Psicopatología (Vol II) (650). Madrid: Editorial McGraw Hill.
Mayo Clinic. (2019). Trastorno de estrés postraumático (TEPT). enero 4, 2020, de Mayo Clinic Sitio web: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/post-traumatic-stress-disorder/symptoms-causes/syc-20355967
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1 Comenta
Muy bueno su artículo.