Todo el mundo ha oído hablar de las nefastas consecuencias del aceite de palma para nuestra salud. Pero, ¿cual es su procedencia realmente? ¿de qué tipo de grasa se trata exactamente? ¿en qué se basan los estudios en contra de su consumo? si te interesa conocer la respuesta a éstas y a otras preguntas, no dudes en seguir leyendo.
Contenidos
Clasificación de las grasas alimentarias
En la clasificación de las grasas alimentarias, podemos diferenciar las consideradas no saludables de las saludables. Dentro de las primeras, predominan casi en su totalidad las de origen animal. Son las denominadas grasas saturadas. Están presentes, por ejemplo, en los embutidos, en el tocino, la mantequilla, la manteca de cerdo, la nata, el huevo, etc.. Este tipo de grasas son las principales responsables, entre otros factores, del aumento del colesterol malo (LDL) en sangre. También son la causa principal de trombosis y de otras enfermedades cardiovasculares.
A pesar de lo anterior, no debemos pensar que solo las grasas de origen animal no son saludables. De hecho, sabemos a ciencia cierta que ciertas grasas vegetales pueden perjudicar nuestra salud tanto, o incluso más, que las grasas saturadas. Me refiero a las grasas vegetales trans o hidrogenadas y los aceites vegetales refinados. Entre estos últimos, se encuentran el aceite de palma y sus derivados.
Origen y usos del aceite de palma
El aceite de palma se obtiene del fruto de la especie de palma Elaeis guineensis, originaria de África. Posteriormente, Colón la introdujo en América hasta que se extendió su cultivo en el continente asiático.
Ya en el África occidental, se comenzó comercializando el aceite de palma para uso culinario. Posteriormente, con la revolución industrial, se inició su uso como lubricante industrial. Muy pronto, se extendió masivamente al sector de la cosmética. Dentro de este sector, es un componente esencial en jabones y en champús. Actualmente, es un ingrediente esencial para conocidas marcas de cosméticos a nivel mundial. También se utiliza como agrocombustible.
Su demanda en el ámbito industrial es hoy tan elevada, que ocupa el segundo puesto entre los aceites con mayor volumen de producción mundial. El primer puesto es para el aceite de soja.
La producción actual de aceite de palma se concentra en Malasia y en Indonesia. Ambos países son también sus principales exportadores a nivel mundial. Les siguen E.E.U.U., la U.E., Argentina y Brasil.
Efectos del consumo del aceite de palma
Los efectos medioambientales del uso industrial de aceite de palma son innegables. El cultivo de la palma es causante de los gases de efecto invernadero, derivados de la quema de sus residuos sólidos. También es el origen de deforestaciones de extensas áreas verdes. Este procedimiento masivo ha supuesto la pérdida o desaparición de varias especies animales en peligro de extinción. El orangután es una de ellas. Sus efectos son, en definitiva, devastadores para la salud del planeta.
En este sentido, diversas organizaciones medioambientales han intentado frenar o reducir el cultivo de palma a niveles inocuos para el medioambiente. Pero existen diversos factores que condicionan su erradicación. Uno de ellos es que es un ingrediente extremadamente rentable, si lo comparamos a otro tipo de sustancias oleaginosas. Por otro lado, es un ingrediente sumamente versátil por sus múltiples aplicaciones.
Esto no impide, no obstante, que muchas organizaciones medioambientales y animalistas sigan investigando. Cada vez se fomenta más la búsqueda de otras alternativas más saludables y respetuosas con el medio ambiente.
En cuanto a la industria alimentaria, su uso aporta, sin duda, grandes ventajas. Principalmente, permite alargar la vida útil de los alimentos. También hace posible mejorar su textura y su sabor.
Tipos de grasas de palma
Las grasas obtenidas del árbol de palma pueden clasificarse en los siguientes tipos, según su composición:
- Ácido palmítico: es un ácido graso saturado que, curiosamente, también es producido de forma natural por nuestro propio organismo. Está presente, por ejemplo, en la leche materna. Su consumo no tiene por qué ser perjudicial, siempre que no se superen los 8 g. al día.
- Grasa de palma: está presente en casi todos los productos procesados. Contiene un 70% de grasa saturada. Este tipo de grasa se considera especialmente dañina para la salud cardiovascular. Se desaconseja su consumo siempre que sea posible.
- El aceite de palma: subproducto refinado, que contiene entre un 45% – 50% de ácido palmítico. En cantidades inferiores, contiene ácidos grasos polinsaturados y monoinsaturados (estos últimos en un porcentaje mínimo).
El aceite de palma en los alimentos
El aceite de palma y sus derivados se encuentran frecuentemente «ocultos» en las etiquetas de los alimentos bajo la denominación de “aceites vegetales”.
El Reglamento Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor entró en vigor en diciembre de 2014. Dicha norma obliga al fabricante a especificar en las etiquetas el tipo de aceite utilizado en sus procesos de producción. No obstante, aún son numerosas las marcas de alimentación industrial que hacen caso omiso de dicha norma. Con la intención de protegerse del juicio y criterio del consumidor, utilizan diferentes nombres para mencionar el aceite o grasa de palma en sus productos. De esta manera, el consumidor no es consciente de su presencia, en muchos casos. Las denominaciones más frecuentes en el etiquetado para referirse al aceite de palma suelen ser, entre otras: manteca o grasa de palma, grasa vegetal fraccionada, grasa vegetal hidrogenada, grasa de palmiste, estearina de palma , aceite de palmiste, palmoleína, oleína de palma, etc.
Efectos en la salud
Pese al escaso valor nutricional del aceite de palma y sus derivados, éstos siguen presentes en la mayoría de productos procesados. De hecho, es probable que tú mismo/a ignores su presencia en la mayoría de productos que consumes. Me refiero, principalmente, a ti, si eres consumidor habitual de productos ultra-procesados, preparados o semi-preparados o mayoritariamente envasados. Si es este tu caso, debes tener presente que dichos hábitos alimentarios, unidos a otros factores, repercuten de forma negativa y directa en tu salud. Los niños y adolescentes están especialmente expuestos a dichos riesgos.
De manera proporcional, cuanto mayor sea el consumo de este tipo de productos, mayor será la ingesta de grasas saturadas. No obstante, la cantidad de grasa saturada presente en cada porción de alimento puede ser relativamente pequeña. Lo que realmente supera el límite diario recomendado es la suma total de las pequeñas cantidades de grasas, presentes en los diferentes alimentos.
Pero, dentro de las grasas no saludables, el aceite de palma se considera especialmente dañino para la salud. Dicha consideración está justificada por dos factores principales:
- su perfil lipídico, rico en ácidos grasos saturados poco recomendables, principalmente el ácido palmítico. La OMS desaconseja especialmente el consumo de ácido palmítico. Se basa en su evidencia como causante de numerosas enfermedades cardiovasculares.
- un informe de la EFSA (Agencia Española de Seguridad Alimentaria) afirma la presencia de substancias contaminantes potencialmente carcinogénicas. Dichas sustancias son el residuo procedente de su sometimiento a altas temperaturas. Durante su proceso de producción y de refinamiento, se somete a este procedimiento para mejorar su sabor y color.
Aceite de palma: diferencia de opiniones
Pese a la evidencia de diversos estudios científicos que confirman sus efectos nocivos en nuestra salud, también existen, en la actualidad, otras fuentes opuestas a esta opinión. Dichas fuentes contradicen, fundamentalmente, que los ácidos grasos saturados tengan un efecto nocivo para nuestro sistema cardiovascular. Esto explica la controversia actual sobre los efectos reales del aceite de palma en nuestra salud. No obstante, ambas posturas coinciden en que su consumo en exceso, sí, resulta perjudicial.
Llegados a este punto, podríamos aplicar la misma regla de tres a cualquier otro alimento. Ciertamente, todo puede resultar dañino consumido sin moderación. Dicho esto, es normal preguntarse dónde radica la distinción del aceite de palma frente a otro tipo de grasas no saludables. La respuesta se basa en su presencia, tan habitual, en la mayoría de productos procesados. Su elevado consumo a nivel mundial hace que parezca casi imposible no consumirlo en exceso.
Los países en vías de desarrollo, como China e India, son los mayores consumidores de aceite de palma. Seguramente, su población ignora su presencia en todos o en casi todos los productos procesados que consumen.
Grasas saturadas: ¿dónde está el límite?
La recomendación de ácidos grasos saturados en la dieta diaria no debe superar el 10% de una ingesta total de entre un 20% – 30% de grasas (del total de kcal. diarias. Teniendo en cuenta estos porcentajes, puede afirmarse que el consumo habitual de productos procesados aseguraría un aporte excesivo de grasas saturadas.
Por esta razón, se recomienda a toda la población en general, limitar en lo posible o incluso prescindir del consumo de estos productos. Sin embargo, no debemos olvidar que las grasas son un macronutriente esencial para nuestra salud. Por eso, nunca deberemos prescindir totalmente de su consumo, mientras que éstas se obtengan, preferiblemente, de fuentes saludables. Para asegurar un aporte correcto de grasas saludables, elegiremos, preferiblemente, las de origen vegetal sin refinar. Podemos encontrarlas en el aceite de oliva virgen extra, en el aguacate y en los frutos secos. En cuanto a las grasas de origen animal, el pescado azul sería la fuente más recomendable, por su aporte de ácidos grasos Omega 3. La mayoría de grasas de consumo diario deben ser mono o polinsaturadas.
¿Te has parado alguna vez a analizar cual es el origen de las grasas que consumes habitualmente? Si, desde ahora, puedes afirmar que abundan más las grasas saludables que las saturadas, ¡enhorabuena! Si, por el contrario, tienes ciertas dudas sobre qué tipo de grasas predominan en tu alimentación, probablemente estés consumiendo en exceso alimentos procesados. Y esto, a su vez, estaría impidiendo que consumas otros alimentos más saludables.
Sea cual sea tu caso, te invito a leer con atención las etiquetas de los alimentos. O mejor aún: escoge, siempre que puedas, alimentos que no precisen de etiquetas. Éstos pueden ser verduras, frutas, cereales enteros, etc. Esa será, sin duda, tu apuesta más segura y saludable.
Te ayudamos a cuidarte:
🤸♀️Mejora tu forma física, salud y autoestima aquí.
😁Vive sin ansiedad aquí.
🍉Alimentación para aumentar tu masa muscular aquí.
💪Entrenamiento para aumentar tu masa muscular aquí.
😴Evita el insomnio aquí.
✅Puedes encontrar las mejores ofertas de Amazon haciendo click aquí.