Distensión abdominal, un problema común poco atendido
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¿Qué es la distensión abdominal?
Las enfermedades funcionales digestivas, por su naturaleza benigna, han recibido poca atención, sin embargo, son muy frecuentes y afectan la calidad de vida de los pacientes, obligan a modificar los hábitos de vida y en algunos casos son incapacitantes (1).
La distensión abdominal (DA) es una alteración clínica frecuente, encontrándose en un 16 al 30% de la población general, siendo más común en mujeres (2:1), presente como un síntoma o patología única o adjunta a otros trastornos digestivos funcionales. Puede observarse en pacientes con síndrome del intestino irritable (SII), estreñimiento funcional, diarrea funcional, distensión funcional, y trastorno funcional no especificado (2, 3, 4).
Alrededor del 82% de los pacientes con distensión abdominal, describen que ésta se desarrolla o empeora justo después de ingerir alimentos, incluso muchos de ellos no pueden terminar la comida a causa de la distensión. Este efecto suele ser más relevante tras la ingesta de una comida copiosa y con alto contenido de grasa, pero en ocasiones la ingesta de pequeñas cantidades de alimento o incluso agua puede desatar los síntomas (1).
Diferencia entre hinchazón (bloating) y distensión abdominal
Es muy importante no confundir estos dos términos, la hinchazón o bloating, se refiere a la sensación de plenitud abdominal no perceptible visualmente (DA subjetiva); mientras que la distensión hace referencia a un aumento visible del perímetro abdominal (DA objetiva) (2, 5, 6).
Factores desencadenantes
La DA parece ser el resultado de una combinación de mecanismos, entre los que se encuentran: el incremento del contenido luminal (gas u otros fluidos), la alteración del tránsito y evacuación intestinal, la alteración de los mecanismos de acomodación de la pared abdominal y aumento en la percepción de los estímulos intestinales. Además de posibles cambios en la composición de la microbiota y/o un aumento en la fermentación bacteriana de alimentos no absorbidos en el intestino delgado (4).
Exceso de gas intestinal
La distensión abdominal se ha atribuido la mayoría de las veces a un exceso de gas intestinal, sustentado por la fermentación bacteriana, o del exceso de aire deglutido, sin embargo, se ha identificado que éste no es el principal problema en la mayoría de los pacientes, sino los defectos en la distribución y el tránsito del gas (1, 2, 3).
Alteración de la musculatura abdominal
Es posible que, el reflejo de los músculos del abdomen, que permiten la acomodación tras la ingestión de las comidas y que mantiene el tono abdominal, esté alterado o exagerado en pacientes que sufren DA. Se han propuesto mecanismos como la depresión del diafragma, el exceso de lordosis lumbar, la debilidad de la musculatura abdominal y la protrusión del abdomen (3).
Alteración de la microbiota intestinal
Se ha observado en estudios clínicos que los pacientes con SII, distensión abdominal y bloating, pueden tener alteraciones en la microbiota intestinal.
En este sentido, el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), es una patología causada por un número excesivo de bacterias en el intestino delgado, caracterizado por síntomas como diarrea, bloating y dolor abdominal. La fermentación bacteriana de carbohidratos no digeridos aumenta la producción de ácidos grasos de cadena corta y de gases tales como el dióxido de carbono, metano e hidrógeno. Una producción excesiva de gases por fermentación bacteriana contribuye al dolor y la DA (3).
Clínica de la distensión abdominal
La distensión abdominal funcional se caracteriza por:
- Ser mínima o ausente por la mañana, aparecer a lo largo del día y empeorar por la tarde
- Mejorar cuando el paciente esta acostado
- Empeorar durante el periodo premenstrual
- No modificarse con la deposición o emisión de gases
- Empeorar con el estrés y mejorar tras la relajación (1, 2).
La DA se puede localizar en la parte alta (más asociada con síntomas de dispepsia) o en la parte baja del abdomen (como parte del SII) aunque se pueden superponer, presentando distensión en todo el abdomen (1).
Tratamiento
El tratamiento de la DA va a depender de la gravedad y de la forma en que se encuentre, es decir, si esta aislada o se acompaña de otros síntomas o es parte de un trastorno digestivo funcional. La mayoría de las veces el manejo de la dieta puede funcionar, sin embargo, en ciertos casos el médico puede administrar medicamentos como surfactantes, antiespasmódicos, laxantes osmóticos o incrementadores del volumen, estimulantes de la secreción de fluidos, o, también recurrir a otras alternativas como probióticos, prebióticos, biofeedback, entre otros (3).
Es necesario acudir al médico para que te realice un diagnóstico y revise cuál es el mejor tratamiento para ti.
El papel de la dieta
Se han reconocido al menos 2 mecanismos mediante los cuales algunos alimentos generan bloating o distensión abdominal (B/DA). Por una parte, se encuentra la intolerancia, en caso de alimentos altos en grasa, carbohidratos difíciles de digerir, azúcares no absorbibles, fibra insoluble, lactosa y algunos vegetales. Estos alimentos pueden influir en la aparición de los síntomas en el tracto digestivo a través de muchas vías que pueden influir a través de acciones osmóticas y de la fermentación en el colon. Por otro lado, la hipersensibilidad, en la cual la activación del sistema inmune, se encuentra involucrado en la aparición de estos síntomas (3, 4).
Por lo tanto, el enfoque dieto-terapéutico tiene dos características: evitar las intolerancias alimentarias y reducir la fermentación de residuos de los alimentos (2).
En un estudio clínico, compararon el efecto de una dieta no flatulenta frente a una dieta estándar mediterránea en 30 sujetos con DA, y como resultado observaron que la dieta no flatulenta ocasionaba menor número de evacuaciones de gas, menor distensión abdominal y menos síntomas (4).
La dieta baja en FODMAP y los consejos de la guía clínica NICE son herramientas útiles para los pacientes con SII, notándose una mejoría en sus síntomas incluyendo DA (2, 4, 5, 7, 8).
Recomendaciones de guía NICE (National Institute for Health and Care Excellence)
- Comer en forma pausada, sentado y en un ambiente tranquilo
- Evitar comidas copiosas
- Fraccionar la dieta en 5- 6 comidas al día, evitando tiempos largos de ayuno
- Mantener la ingesta en horarios regulares
- Cenar al menos dos horas antes de acostarse
- Elegir cocciones poco grasas (horno, plancha, hervido)
- Ajustar la cantidad de fibra y fruta ingerida. Disminuir el consumo de fibra insoluble y limitar las frutas frescas a tres porciones por día
- Restringir la ingesta de bebidas que contengan cafeína (refresco, café, té negro, etc.), evitar el consumo de alcohol y bebidas gaseosas
- Reducir el consumo de “almidón resistente”, que se encuentra casi siempre en alimentos procesados o precocidos (bollería, embutidos, snacks, etc.)
- Las personas que padezcan diarrea deben revisar las etiquetas nutrimentales y evitar el sorbitol, un edulcorante artificial que se encuentra en chicles y algunos productos bajos en calorías
- Tomar al menos 2 litros de agua al día(4, 7, 8).
Dieta libre de FODMAP
Los FODMAPs hacen referencia a fructooligosacáridos (fructanos), galactooligosacáridos, lactosa, fructosa, sorbitol y manitol. Son un grupo de carbohidratos de cadena corta que pueden provocar hinchazón/ distensión abdominal por su efecto osmótico y rápida fermentación en el intestino delgado y colon (2, 5, 7).
Un metaanálisis reciente, ha mostrado que la dieta baja en FODMAP mejora los síntomas del SII, incluyendo distensión, flatulencia, alteración en la motilidad y dolor abdominal. En cambio, la dieta con alto contenido de FODMAP empeora los síntomas y se recomienda evitarlos (5, 7).
La dieta libre de FODMAP debe mantenerse entre 6 y 8 semanas, pasado este tiempo, se debe valorar la respuesta clínica. Si hay mejoría en los síntomas, se pueden introducir los alimentos poco a poco e identificar aquellos que producen síntomas (4).
Desafortunadamente, su eficacia a mediano y largo plazo es cuestionada. Existe la posibilidad de deficits nutricionales, alteración de la microbiota, e incluso puede aumentar el riesgo CV o de cáncer colorrectal por la reducción en la ingesta de fibra. Por lo que parece apropiado que el manejo de la dieta sea evaluado paciente a paciente, para evitar restricciones alimentarias innecesarias; si es posible haciendo las pruebas de respiración adecuadas (2, 4, 5).
Prebióticos
Los prebióticos son compuestos de hidratos de carbono que al principio aumentan la producción de gas, lo que puede ser molesto para personas con DA/B, pero después de un período de adaptación de una a dos semanas, la producción de gas disminuye y los síntomas pueden mejorar (2).
Ejercicio físico
A sí mismo, es recomendable evitar el sedentarismo, ya que hay estudios que evidencian que la actividad física suave mejora el tránsito y la eliminación de los gases, reduciendo la DA.
En un estudio realizado a pacientes con SII y DA, observaron que, durante el ejercicio físico, los pacientes retuvieron una cantidad menor de gas a la vez que disminuían la DA. Por este motivo, es importante realizar al menos 30 minutos al día de actividad física (2, 4).
Conclusión
La distensión abdominal es un problema común y poco tratado, mayormente en las mujeres. Si la tienes, es importante que acudas con tu médico para que te brinde un diagnóstico y tratamiento adecuado. Además, es importante que vayas con un nutriólogo para que te de un plan de alimentación específico a tu caso.
Distensión abdominal, un problema común poco atendido
Bibliografía
- Barba, E. (2014). Fisiología, y tratamiento de la distensión abdominal. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Barcelona, 43-56.
- García, E., Velarde, J., Rangel, M., Briones, D., Morel, E. & Barba, E. (2019). Distensión abdominal. Rev Méd MD, 10(2), 165-170.
- Páramo, D. (2011). Bloating y distensión abdominal: ¿Solamente gas? Una mirada hacia su fisiopatología. Rev Col Gastroenterol, 26(4), 270-273.
- Puente, J. (2017). Distensión abdominal. RAPD Online, 40(6), 283-296.
- Pérez, E. (2017). Hinchazón/ distensión funcional. Un enfoque práctico. Gastroenterol Latinoam, 28(1), 35, 37, 39.
- S. a. (2020). Diccionario del cáncer. Instituto Nacional del cáncer NIH.
- S. a. (2015). Diagnóstico y tratamiento del Intestino Irritable en el adulto. Guía de Referencia Rápida. Consejo de Salubridad General, 6-11.
- Amaya, R. (2018). Síndrome de intestino irritable en adultos por atención primaria: resumen de la guía NICE. Actual Prac Ambulat, 21(2), 66.
Distensión abdominal
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3 Comentarios
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