Probablemente conozcas a alguien que refiere sentirse agotado, sin energía y con dolor general durante gran parte del tiempo. Alguien que dice sentirse deprimido y no sabe, ni comprende la razón. Pues bien, a inicios de la década de los años 90, la OMS reconoció a la fibromialgia como una enfermedad.
La fibromialgia es un síndrome caracterizado por dolor músculoesquelético generalizado (no articular), fatiga y disturbios del sueño. Además, puede presentarse como única patología o estar asociada a otras enfermedades. Por otra parte, se presenta aproximadamente en el 5% de la población general adulta (de 34 a 57 años) y se observa principalmente en mujeres. Finalmente, su distribución es mundial, sin embargo, se observa más en personas de origen europeo.
Contenidos
Qué es la fibromialgia. Clasificación
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Regional:
También se denomina fibromialgia localizada o síndrome miofascial. El dolor está localizado en una zona y limitado a puntos contiguos.
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Primaria:
Se caracteriza por dolor difuso y puntos dolorosos a la presión en múltiples localizaciones. No existe una condición subyacente ni alguna alteración articular.
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Secundaria:
Presenta condiciones subyacentes y alteraciones articulares.
Síntomas de la fibromialgia
La gravedad de los síntomas varía de persona a persona y se da durante más de 3 meses en los 4 cuadrantes del cuerpo. Es decir, por encima y debajo de la cintura y a ambos lados. Sus síntomas son:
- Trastorno del sueño.
- Depresión.
- Pérdida de memoria.
- Mareos.
- Bursitis (una bursa es un saco lleno de líquido que amortigua los músculos, los tendones y los huesos).
- Rigidez matutina de articulaciones.
- Alteraciones en la coordinación motora.
- Tendinitis.
- Dolor abdominal (Síndrome de colon irritable).
Causas de la fibromialgia
Sus causas aún son desconocidas, sin embargo, se conocen algunos desencadenantes. Tal es el caso de las infecciones virales o bacterianas, algún accidente u otra enfermedad simultánea como artritis reumatoide, lupus o hipotiroidismo. Dichas enfermedades, probablemente no causan la fibromialgia sino que parecen estimular alguna anomalía existente en el organismo.
Algunas teorías aún en investigación implican alteraciones de la regulación de neurotrasmisores (serotonina), del sistema inmunitario, del sueño o del control hormonal. Por otra parte, se ensayan técnicas de imagen para estudiar funciones cerebrales y análisis virológicos. Su objetivo es que ayuden a determinar el papel de las infecciones víricas en el desarrollo de fibromialgia. Finalmente, es probable que una respuesta anormal a los factores que producen estrés desempeñe un papel importante en esta enfermedad.
Diagnóstico de la fibromialgia
El diagnóstico es exclusivamente clínico. Por tanto, se establece la sospecha diagnóstica ante un paciente que acude por dolor musculo-esquelético generalizado de evolución crónica. Se asocia la fatiga, el sueño no reparador y otros síntomas físicos que le provocan un considerable sufrimiento. Todo ello sucede sin que exista una razón médica aparente que los justifique.
El Colegio Americano de Reumatología (ACR) estableció en 1990 unos criterios de clasificación. Ellos, están basados en la presencia de dolor generalizado, de más de tres meses de duración y, al menos, 11 puntos dolorosos a la presión. Luego, en 2010 publicó nuevos criterios que evitan la exploración de los puntos dolorosos. Estos nuevos criterios determinan:
- Un índice de dolor generalizado (IDG), basado en el número de áreas dolorosas, de una lista de 19.
- Una escala de severidad sintomática (ESS) que pregunta sobre fatiga, sueño no reparador, alteraciones cognitivas y número de síntomas físicos de una larga lista.
En la práctica clínica, puede resultar más eficiente la exploración de los puntos dolorosos del ACR. Esto es, porque con muy pocas preguntas y una exploración muy breve se puede confirmar el diagnóstico.
Tratamiento de la fibromialgia
El paciente con fibromialgia ha de ser incluido en un programa multidisciplinario que considere una serie de preceptos básicos y realice un planteamiento integral. El tratamiento, debe ser particular a cada caso, teniendo en cuenta la gravedad y las consecuencias de los síntomas de cada paciente.
Farmacológico
El tratamiento farmacológico está dirigido a mejorar la calidad del sueño y a reducir el dolor. Los más utilizados son:
- Analgésicos:
Controlan el dolor y pueden incrementar la eficacia de otros agentes terapéuticos, evitando los efectos secundarios de los AINEs. Destacan el paracetamol y la codeína.
- Antidepresivos tricíclicos:
Actúan en el sistema nervioso central. La amitriptilina inhibe la recaptación de la serotonina, mejorando a corto plazo el dolor. Su efecto llega a partir de la segunda semana y la dosis debe ajustarse para cada paciente entre 5 y 50 mg/día. Por su parte, la ciclobenzaprina, tiene capacidad miorrelajante a corto plazo, sola o combinada con analgésicos. Las dosis oscilan entre 10 y 40 mg/día, mejorando la fatiga, el sueño y el número de puntos dolorosos.
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La duloxetina:
Otro antidepresivo que inhibe la recaptación de serotonina y noradrenalina ayuda en casos de depresión mayor y el trastorno de ansiedad generalizada. La dosis recomendada es de 60 mg/día en toma única, generalmente por la mañana.
- La pregabalina:
Fue inicialmente desarrollado como antiepiléptico y es indicado también para el dolor neuropático y el trastorno de ansiedad generalizada. Las dosis recomendadas oscilan entre 300 y 600 mg/día. Sin embargo, se recomienda empezar por dosis de 75 mg en dosis única con la cena, con aumentos semanales.
Psicológico
Los síntomas físicos, en ocasiones, vienen del sufrimiento psicológico del paciente. Es decir, de situaciones de sobrecarga física, estrés y/o mal ambiente laboral o familiar. El objetivo es ayudar a controlar la ansiedad, la depresión y los aspectos cognitivos, comportamentales y sociales que agravan el cuadro clínico.
La terapia cognitivo-conductual, se basa en cambiar pensamientos, emociones y conductas desadaptativas como el catastrofismo, la ansiedad o la depresión. Incluye técnicas de reestructuración cognitiva, solución de problemas, técnicas de autocontrol emocional y de relajación. Se suele impartir en grupo, en varias sesiones (de 6 a 24). Esta terapia busca además, promover el ejercicio físico.
Ejercicio físico
No es necesario realizar ejercicios sofisticados. Basta con andar a buen paso, trotar, pedalear, nadar, bailar, caminar por el campo, practicar algún deporte o hacer gimnasia o pesas ligeras. Dichas actividades, pueden mejorar la capacidad de tolerancia al dolor, el humor y facilitar el sueño reparador. Lo importante es que resulte placentero para el paciente y se sugiere que comience poco a poco, según la tolerancia.
Alimentación
En el caso de una persona que padece fibromialgia, aumentan las necesidades de muchos nutrientes. Por ejemplo, se produce una pérdida crónica de calcio y magnesio, lo cual genera contracturas espasmódicas en los puntos dolorosos de los músculos. Además, es frecuente encontrar un déficit de selenio, zinc, yodo, hierro y vitaminas A, D y ácido fólico.
El aporte proteíco de la dieta es regular y sigue las indicaciones respecto al tipo de proteína. Debe ser preferentemente de origen vegetal y consumir en menor cantidad la de origen animal. Se recomiendan leguminosas como el garbanzo y semillas como la chía, la linaza y el ajonjolí.
El requerimiento de carbohidratos disminuye hasta un 45-50% siendo más abundante el tipo complejo y cuidando que los simples (azúcar, miel) sobrepasen el 10%. La cantidad de fibra recomendada va de 35 a 40 gramos al día. La encontramos en el arroz y pastas integrales, maíz, trigo, quinoa, cebada y leguminosas.
Los lípidos, pueden llegar hasta el 35% dando prioridad a los omegas 3, 6 y 9 sobre los saturados. Se recomienda el aguacate y el aceite de oliva (de preferencia prensado en frío).
Se recomienda consumir poca sal e incluir vegetales, germinados, granos y semillas integrales, que permitan una dieta completa, correcta y equilibrada. También se recomienda el consumo de fermentos que permitan reestablecer el microbiota intestinal y que el organismo obtenga múltiples beneficios con ello.
Qué es la fibromialgia. Otros
La acupuntura, la homeopatía, la hidroterapia y los masajes pueden ser útiles para el tratamiento de la fibromialgia. Sin embargo, aún faltan líneas de investigación.
Como conclusión…
Las personas que la padecen refieren sentir cansancio de luchar contra la enfermedad, en tratar de entenderla y entenderse ellos mismos. Además, se sienten también incomprendidos por el entorno que los rodea. Dicen estar resignados a vivir aceptando un dolor físico que los limita en su vida cotidiana. Del mismo modo, se acostumbran a vivir con sus emociones al límite. Lo mejor que pueden hacer es, entonces, disfrutar los días y momentos buenos en los que la enfermedad les permite hacerlo.
Sobre todo lo más importante, es que el personal y el equipo de salud sea más empático para apoyar al paciente y su familia. La finalidad es mejorar su calidad de vida. Es decir, se requiere una intervención multidisciplinaria para que los síntomas disminuyan y pueda llevar su vida cotidiana lo más placenteramente posible.
Fuentes:
Fisiopatología y terapéutica de la fibromialgia
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