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Introducción
Síndrome de la cabaña. Han pasado poco más de dos meses desde que se decretó el confinamiento en España y poco a poco, la gente ha empezado a salir, dando pequeños paseos y restableciendo sus actividades cotidianas. En cierta manera, intenta volver a la vida normal con una mezcla entre alegría, ilusión, incredulidad, temor…Una auténtica «ensalada de emociones» si me permitís la expresión.
Sin embargo, hay otros tipos de personas que no sienten esa necesidad. Se encuentran bien, confinados entre las cuatro paredes de su hogar y no desean perder la seguridad que les brinda. Sin embargo, no tendrían problemas en salir cuando lo necesiten.
Y luego, podemos hablar de un tercer grupo, que es el objetivo de este artículo. Se trata de personas que experimentan ansiedad, miedo e incluso irritabilidad por tener que abandonar la seguridad de sus casas, salir a la calle de nuevo y enfrentarse a una sociedad que ha cambiado. No es la misma desde la última vez que esas personas salieron a la calle y el panorama les resulta ciertamente desolador. Las sonrisas se ocultan tras las mascarillas, las miradas son distintas y la gente se ha distanciado un poco más, física y psicologócicamente. Esa nueva realidad no es aceptada por ellos, quienes tienen miedo a perder esa seguridad comentada y salir a la calle con el temor a ser contagiados por el enemigo invisible del virus.
Y bien, nos surgen ya varias preguntas. ¿Qué es el síndrome de la cabaña? ¿Cómo podemos detectarlo? ¿Qué podemos hacer al respecto? Acompañadme y trataré de dar respuesta a esas cuestiones.
¿Qué es el síndrome de la cabaña?
Lo primero de todo que hay que saber es que no se trata de un trastorno. De hecho, no está recogido en el DSM-V o CIE-10, que como sabéis, son manuales que especifican, precisamente, los distintos trastornos que existen como depresión, ansiedad, TDAH, etc. El hecho de que no esté definido no nos quita la importancia que pueda tener su conocimiento en estos días, aunque le resta cierta objetividad para hablar de lo que es verdaderamente.
Podemos decir que el síndrome de la cabaña es el miedo que experimentan algunas personas por salir a la calle tras un periodo prolongado de confinamiento. De todos modos, esa sensación que podemos sentir la mayoría de nosotros, en este caso es más intenso e incluso incapacitante, hasta el punto de que nos lleve a no querer salir afuera y sentirnos realmente mal cuando debemos hacerlo.
Características del síndrome de la cabaña. ¿Cómo detectarlo?:
La característica principal de este síndrome es el miedo, que aparece en un estado incontrolado. Se experimenta en varios contextos:
- Al salir de nuestra casa: Como hemos comentado, es la principal expresión del miedo y la que alerta de que algo no va bien.
- Utilizar los espacios públicos: Salir a la calle, simplemente para dar un paseo, se convierte en algo que nos genera mucha ansiedad
- Coincidir con otras personas en la calle: Pensamos que al salir, nos cruzaremos con mucha gente y correremos el riesgo de ser contagiados y enfermar.
- Acceder a espacios cerrados: Como el autobús, metro, oficinas, supermercados…Se da una clara evitación de estos lugares, a riesgo de que nos perjudique el hacerlo. Por ejemplo, tomamos un taxi para ir a un lugar a fin de evitar el transporte público o evitamos salir a comprar aunque lo necesitemos, porque no nos sentimos capaces de coincidir con las demás personas.
- Miedo a enfermar: Derivada de las anteriores. Si abandono mi zona de confort que es mi casa, corro el riesgo de enfermar. Este hecho es el que mantiene el síndrome.
- El síndrome de la cabaña se está dando más en personas que pasan el confinamiento en soledad en comparación con las que están acompañadas en sus hogares. El estar con otras personas en el hogar actúa como factor de protección en este caso.
- Es muy dependiente de la ansiedad que padecían las personas antes del confinamiento.
Os dejo una explicación muy completa del Dr. en Psicología D. Luís Heredia.
Agorafobia. ¿Un trastorno relacionado?
La primera vez que leí sobre el síndrome de la cabaña, lo asocié con la agorafobia, que es un trastorno de ansiedad definido por el miedo a los lugares o escenarios que pueden crearnos miedo, vergüenza o sensación de estar atrapados. En respuesta a ello, anticipando esa situación, evitamos acudir a esos lugares y dejamos de utilizar el transporte público y de estar en lugares concurridos, como supermercados, cines, conciertos o plazas. Actuamos así porque sentimos que no hay vías de escape cuando la ansiedad y el miedo se apodera de nosotros.
Como habéis visto, hay algunos elementos comunes entre la agorafobia y el síndrome de la cabaña. Sin embargo, no son lo mismo. La agorafobia aparece a través de miedos irracionales (fobias) y el síndrome de la cabaña es una consecuencia surgida tras un periodo prolongado de confinamiento provocado por el covid-19. Es específico de la situación que estamos viviendo actualmente.
Hikikomori: ¿La cabaña japonesa?
En consonancia con este tema, quería hablaros brevemente del síndrome japonés surgido a finales de los años 70 en el país del sol naciente: El Hikikomori. El término «hikikomori» equivale a apartarse o estar recluido y tiene las siguientes características:
- El estilo de vida gira en torno al hogar y la persona se recluye en su habitación, sin salir de ella.
- No existe ningún interés o necesidad en acudir al trabajo o al instituto
- Se descartan desórdenes mentales como esquizofrenia o retraso mental
- La persona deja de establecer contacto con sus amistades
Conocer un poco de qué se trata y cómo es el tratamiento que se lleva a cabo, puede darnos pistas e ideas claras para dar respuesta al síndrome de la cabaña. Os invito a todos a investigar un poco más y os dejo un artículo que escribí hace algunos meses en blog, por si os puede interesar. Veréis que ambos síndromes se originan por distintas causas, pero comparten propiedades:
¿Qué podemos hacer?
Existen algunos puntos que podemos tener en cuenta. En primer lugar, es necesario ser consciente de nuestras emociones y dar forma a los miedos que sentimos. Por ejemplo, si tenemos miedo al contagiarnos y enfermar, podemos tratar de reducir las probabilidades al máximo, saliendo en horas de menor afluencia de gente y de una forma gradual, con una protección adecuada como la que puede brindarte una mascarilla y guardando la distancia de seguridad.
No tenemos que caer en el error de compararnos con otras personas. Si nosotros, para vencer ese miedo, solamente podemos salir cinco minutos durante la primera semana, bienvenidos sean. El primer paso, siempre el más complicado, no por ello será menos importante aunque se haya dado por poco tiempo. Posteriormente, por ejemplo la segunda semana, podemos establecer pequeñas salidas de 10-15 minutos y aumentar ese intervalo de tiempo a medida que nos vayamos sintiendo mejor. Este método es lo que se conoce en Psicología como exposición gradual en vivo.
En el artículo anterior sobre el confinamiento, os hablaba de evitar la sobreinformación. En este caso, os comento la necesidad de disminuirla y regular el exceso de información negativa con la aportación de buenas noticias, como por ejemplo que el riesgo a contagio ha disminuido significativamente en España en relación a hace uno o dos meses.
Es buena opción planificar las salidas con antelación. Eso te ayudará a regular tus emociones y darte mayor sensación de control sobre lo que vas a hacer. Por ejemplo, hacerte un listado el domingo sobre los días que has decidido salir y lo que vas a hacer. Verás que a medida que te vayas sintiendo más seguro, esa planificación irá experimentando cambios hasta el punto de que probablemente deje de ser necesaria. En cierta manera, es un andamiaje para volver a la situación previa al confinamiento.
Si ves que no puedes con la situación, trata de apoyarte en tus amigos y familiares exponiéndoles tus temores y si necesitas ayuda, recuerda que seguramente tengas cerca a un buen equipo de profesionales que podrán echarte una mano.
Síndrome de la cabaña: Conclusión y cierre
Vivimos tiempos de cambios constantes. Hace apenas unos meses, a principios de año, no nos podíamos hacer una idea de lo que íbamos a vivir las siguientes semanas. Incluso si alguien se atrevía a pronosticar, aunque fuera de una manera lejana todo esto, le tachábamos de conspiranoico. Afortunadamente, el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación a su entorno. Puede que a algunas personas nos vaya a costar un poco más volver a lo que llamamos normalidad, pero todo con esfuerzo y tiempo se termina consiguiendo. E incluso, podremos ir más allá y volver con más energía que antes, mayor felicidad y una vida más plena. ¿Por qué no?
Os mando un afectuoso abrazo. Nos leemos en breve y cuidaos mucho estos días. Si queréis comentar algo, no dudéis en hacerlo. Os animamos a participar.
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Bibliografía: Síndrome de la cabaña
Alcaraz, M.. (2020). Miedo a salir a la calle: Qué es el síndrome de la cabaña y a quién afecta. abril 16, 2020, de Diario ABC Sitio web: https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-miedo-salir-calle-sindrome-cabana-y-quien-afecta-202005050404_noticia.html
Itae. (2002). ¿Qué es el síndrome de la cabaña?. abril 16,2020, de ITAE Psicología Sitio web: https://itaepsicologia.com/que-es-el-sindrome-de-la-cabana-pautas-para-superarlo/
Valsechi, V.. (2020). Cómo enfrentarnos al síndrome de la cabaña. Abril 16, 2020, de Somos Comarca Sitio web: https://somoscomarca.es/como-enfrentarnos-al-sindrome-de-la-cabana/
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